Algunos de los
casos de huellas de mordida que se estudian han sido de homicidios de niños
maltratados y de homicidios iniciados con estupro o violación. El carácter de
la mordida es muy diferente en los dos casos.
Las marcas de
mordidas en el homicidio por móvil sexual se hicieron lentamente, y con gran
dosis de sadismo, por lo cual muestran un detalle excelente. En cambio, las
hechas en casos de niños maltratados son difusas, causadas con poco detalle y
dan la impresión de que se realizaron rápidamente, sin selección de sitio y con
rabia.
La mayoría de
las veces, el odontólogo forense hace impresiones múltiples en moldes
apropiados, siempre en cera, de las marcas de la mordida del sujeto sospechoso
y las compara con las que se encuentran en la victima, en una buena fotografía
tomada con lente de acercamiento.
El odontólogo
forense tiene la gran oportunidad de hacer el diagnostico del niño maltratado
cuando practica el examen rutinario de la boca de niños; así, puede observar
dientes faltantes, lesiones en carrillo, lengua y encías, no explicables por
causas comunes.
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